miércoles, 10 de agosto de 2011

El Monzon no nos da ni un respiro...

El agua del monzón cubre las calles y es imposible andar por ellas sin mojarse hasta las rodillas...
Entiendo en este preciso momento lo que se siente cuando en el telediario muestran una ciudad totalmente inundada...
Agua putrefacta, marrón, maloliente, densa, caliente. Sólo es necesario hacer un ejercicio de imaginación y visualizar el estado de las calles en un día corriente para darse cuenta de lo podrido de la escena. Basura esparcida por cualquier rincón, desperdicios orgánicos o inorgánicos que sirven de comida a los perros, a los cuervos o a cualquier ser vivo carroñero. No hay papeleras en toda la ciudad y los indios están acostumbrados a tirar todo, absolutamente todo, al suelo. Y, claro, cuando llega la lluvia, algo habitual de mayo a octubre, esa mierda se confunde en el agua...
La obligación de andar cubierto hasta las rodillas, por calles llenas de baches y bocas de alcantarillas abiertas, contribuye a aumentar los problemas de salud. El agua de la urbe está contaminada y las enfermedades gástricas son endémicas. Además, las autoridades son incapaces de mantener limpia la ciudad; las calles están llenas de basura y los vertederos repletos y esparcidos.
Nuestras risas sonoras mitigan la repugnancia que produce cada vez que algo, no se sabe qué, se enreda en los pies. Y así a cada paso. Es preciso andar muy despacio, ya que las calles no son demasiado uniformes y resulta muy fácil ceder a un tropezón. Ir de un lado para otro resulta una tarea ardua...
Pero más arduo es vivir en la calle en esas condiciones.... Ver cómo la gente se las ingenia para no perder sus ínfimas pertenencias en cada riada es muy duro... Me sigue causando mucha impresión las caras alegres de esos niños de la calle que se ven obligados a trabajar durante ocho, quizá diez horas, mendigando en compañía de sus madres a pesar de la lluvia.... Lo mismo que los ojos alegres, la mirada penetrante y la sonrisa sincera de ese precioso niño que juega con su hermana desnuda en plena calle casi frente a nuestro hotel. La madre y los dos niños se ofrecen a posar para nosotros y eso tiene su recompensa en forma de un pequeño billete...
No doy crédito ¿cómo pueden vivir asi tantas personas? Llueve y muchos son los que permanecen bajo los camiones para resguardarse del agua....la vida en Calcuta no para nunca...




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