No me gustan las despedidas y mucho menos las despedidas
aquí en India…no me gusta ese último día en Kobardanga…no me gusta ver llorar a
los niños que quiero y que son ya parte importante de mi…por eso cada año
procuro irme en cuanto acaba la fiesta y si puedo no digo adiós…procuro evitar
esa pregunta de cada uno de los niños…¿vendrás el año que viene?...¿que puedo
decir….?
Despedirse supone además otras cosas…supone el fin de un
viaje…un viaje preparado durante muchos meses…supone la vuelta a mi
realidad…supone un despertar de un sueño del que no quieres despertar…
Como cada año Calcuta me ha hecho desconectar desde el
día que salí de casa…me ha dado esa paz interior que no soy capaz de encontrar
en España…me ha dado respuestas a preguntas que me atormentaban…me ha ayudado a
ver las cosas desde otra perspectiva, me ha ayudado a entender muchas cosas que
han pasado en el último año… pero no ha ayudado nada a tener energías para
volver a enfrentarme a ellas… que cosas…
Como cada año cuando me despedido de los niños y le doy
ese abrazo al Brother de despedida…siento vértigo…por volver…físicamente estoy
derrotada y creo que no sería capaz de afrontar una semana más de trabajo en
Kobardanga…pero no me quiero ir… Creo que la semana en Nepal me ayudara un
poco… al menos a superar el cansancio físico… me voy a Nepal fuerte de
salud…aunque con esa diarrea que aquí se cronifica…pero débil a la vez… más
bien…sensible…
Y aprovecho este momento para disculparme por adelantado…
como cada año me costará hablar de este viaje…necesitaré semanas para asimilar
cosas, algunas seré incapaz de asimilarlas, de algunas no querré hablar…así que
os pido paciencia y tiempo…y procuraré centrarme en el trabajo para no pensar
demasiado en tantas cosas que con esta despedida dejo atrás…
Algunos no lo entenderéis nunca, solo el que lo ha vivido
sabe a lo que me refiero…quiero a todos y cada uno de esos niños, admiro por
encima de todo la labor del Brother, pero le siento solo y eso me duele…
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